Belmonte de Miranda, situado en el corazón del occidente asturiano, es un tesoro natural y cultural que cautiva a quienes lo visitan. Este concejo, bañado por el río Pigüeña y rodeado de montañas, ofrece una combinación perfecta de paisajes impresionantes, historia rica, tradiciones vivas y una gastronomía que deleita los sentidos.

La localidad asturiana de Belmonte de Miranda posee un patrimonio histórico, unas grandes tradiciones y una exquisita gastronomía que la convierten en un destino único

El entorno natural de Belmonte de Miranda es simplemente espectacular. Desde los valles fluviales hasta las cumbres de la Sierra de Peña Manteca, como el Picu Horru que alcanza los 1.527 metros, el paisaje es un paraíso para los amantes del senderismo y la observación de fauna. Lugares como la Escala Salmonera de Silviella permiten observar a los salmones remontando el río durante la época de desove, mientras que los miradores naturales del Alto Carricéu y el Alto El Mouro ofrecen vistas panorámicas inolvidables.

La historia de Belmonte de Miranda se remonta a tiempos prerromanos, con vestigios arqueológicos como la Calzada Romana del Puerto de la Mesa y las antiguas minas de oro en la Sierra de Begega. Monumentos como la Iglesia de San Martín de Leiguarda, la Torre de San Martín de Ondes y la Casa-Palacio de Cienfuegos en Agüerina, declarada Bien de Interés Cultural, son testigos del rico pasado del concejo.

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La cultura local se mantiene viva a través de museos y centros de interpretación como el Aula del Oro, que muestra la historia de la minería aurífera desde el Neolítico, y la Casa del Lobo, dedicada a la educación ambiental y la protección del lobo ibérico. Además, el Museo Las Ayalgas de Silviella alberga una colección de máquinas antiguas y elementos etnográficos que reflejan la vida tradicional de la zona.

Belmonte de Miranda celebra numerosas fiestas que reflejan su identidad cultural. Destacan las Jornadas Gastronómicas del Pote de Berzas, la Carne Roxa y el Pan de Escanda en octubre, el Festival de los Arbeyos en mayo, y la fiesta de San Antonio en agosto. Estas celebraciones son momentos ideales para disfrutar de la música, la danza y la gastronomía local en un ambiente festivo y acogedor.

La gastronomía de esta bonita localidad es un reflejo de su riqueza natural y cultural. Platos como el pote de berzas, la fabada, el cabritu al horno, los arbeyos con jamón y la carne roxa son ejemplos de una cocina casera y sabrosa. Entre los postres, destacan el arroz con leche, los frixuelos, las queixadiellas y el queso afuega’l pitu en su variedad blanca.

Belmonte de Miranda es, sin duda, un destino que ofrece una experiencia auténtica y enriquecedora. Su naturaleza exuberante, su patrimonio histórico, sus tradiciones arraigadas y su exquisita gastronomía hacen de este concejo asturiano un lugar inolvidable para quienes buscan conectar con la esencia de Asturias.

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