La provincia de Teruel, situada en el sur de Aragón, es uno de los secretos mejor guardados de España. Aunque durante años fue símbolo del olvido institucional —reflejado en el famoso lema “Teruel existe”— hoy se presenta como un destino imprescindible para quienes buscan autenticidad, paisajes naturales sorprendentes, historia viva y una rica tradición gastronómica.
Teruel es, sin duda, una tierra por descubrir: auténtica, diversa y profundamente arraigada en sus raíces
La capital, Teruel, es conocida como la cuna del arte mudéjar, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su casco antiguo alberga joyas como la Torre de El Salvador, la Catedral de Santa María y la Escalinata del Óvalo. También es famosa por la trágica historia de los Amantes de Teruel, cuya leyenda se ha convertido en símbolo de amor eterno.
Otro de los pueblos más destacados es Albarracín, considerado uno de los más bonitos de España. Sus casas de color rojizo, callejuelas empedradas y murallas que trepan por la montaña hacen de este lugar un enclave mágico. Muy cerca, en el Parque Cultural de Albarracín, se pueden encontrar pinturas rupestres de más de 6.000 años de antigüedad.
Rubielos de Mora y Mora de Rubielos, en la comarca de Gúdar-Javalambre, también merecen una visita por su arquitectura medieval, palacetes renacentistas y su entorno montañoso. Igualmente, Valderrobres, en el Matarraña, combina belleza patrimonial —con su castillo y puente medieval— con una vibrante vida cultural.
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El paisaje turolense es tan variado como inesperado. Desde los frondosos bosques y montañas nevadas de la Sierra de Albarracín hasta los parajes áridos de la comarca del Jiloca, Teruel ofrece una naturaleza rica y poco masificada.
El Parque Geológico de Aliaga revela millones de años de historia geológica en un entorno espectacular. Por su parte, la Sierra de Gúdar y la de Javalambre son destinos ideales para senderismo, esquí y observación astronómica gracias a sus cielos limpios y protegidos. En Dinópolis, un parque temático de paleontología, niños y adultos pueden descubrir la importancia de Teruel en el estudio de los dinosaurios.
La provincia conserva tradiciones que se reflejan en fiestas como la Vaquilla del Ángel en Teruel o las representaciones medievales de los Amantes. Las celebraciones de Semana Santa, declaradas de Interés Turístico Nacional, son especialmente intensas en pueblos como Calanda o Alcañiz.
La gastronomía turolense es contundente y deliciosa. El jamón de Teruel, con denominación de origen, es el producto estrella. Le siguen las trufas negras, el ternasco de Aragón, los melocotones de Calanda y dulces como las trenzas mudéjares. Todo regado con vinos de las comarcas del Matarraña y Bajo Aragón.
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