Situada en la costa catalana, bañada por las aguas del mar Mediterráneo, Tarragona es una ciudad que sorprende por su extraordinario legado romano, su riqueza cultural y su atmósfera costera relajada. Antigua capital de la provincia romana Hispania Citerior, la ciudad conserva uno de los patrimonios arqueológicos más impresionantes de España, perfectamente integrado en la vida moderna.

Tarragona es una ciudad que respira historia, pero también modernidad, cultura y mar; es el destino ideal para quienes buscan una escapada que combine patrimonio, relax, gastronomía y encanto mediterráneo

El corazón histórico de Tarragona es su conjunto arqueológico romano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pasear por la ciudad es descubrir, casi sin querer, los vestigios de la antigua Tarraco. El anfiteatro romano, ubicado frente al mar, es uno de los iconos más fotografiados, y ofrece una imagen espectacular con el azul del Mediterráneo como telón de fondo. También destacan el circo romano, uno de los mejor conservados de Europa, y las murallas, que aún rodean parte del casco antiguo.

En el centro histórico, conocido como la Part Alta, se mezclan restos romanos con callejuelas medievales, plazas tranquilas y edificios de piedra dorada. En lo alto se alza la catedral de Santa Tecla, de estilo gótico con elementos románicos, construida sobre un antiguo templo romano. Sus claustros y capillas son de gran belleza, y la vista desde su escalinata es impresionante.

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Tarragona es también una ciudad con una vida cultural activa. Durante el año se celebran numerosos eventos como el Tarraco Viva, un festival internacional de recreación histórica romana, o las festes de Santa Tecla, donde tradiciones populares como los castells (torres humanas) llenan las calles de emoción y color.

El paseo marítimo y las playas de arena dorada como la Playa del Miracle o la Playa Larga invitan al descanso, al baño y a disfrutar del clima mediterráneo. Además, Tarragona está rodeada de bellos parajes naturales y zonas vinícolas como el Priorat o el Penedès.

La gastronomía tarraconense es otro de sus grandes atractivos. Combina la tradición mediterránea con sabores de mar y montaña. El romesco, una salsa de frutos secos y pimientos secos, es típico de la zona y acompaña platos como el pescado, el marisco o los calçots. Los vinos con denominación de origen Tarragona y los aceites de oliva de la región completan una oferta culinaria excelente.

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