Ubicada a orillas del río Moldava, Praga, capital de la República Checa, es una de las ciudades más hermosas y románticas de Europa. Conocida como “la ciudad de las cien torres”, destaca por su excepcional patrimonio histórico, su arquitectura de ensueño y una atmósfera que transporta al visitante a tiempos pasados. Su casco antiguo, perfectamente conservado, la convierte en un verdadero museo al aire libre.

Praga es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas, donde cada calle esconde historia, arte y belleza, caminar por sus calles es una invitación a dejarse llevar por la elegancia y el encanto inigualable de una de las capitales más fascinantes de Europa

El centro neurálgico de Praga es su Ciudad Vieja (Staré Město), donde se encuentra la famosa Plaza del Reloj Astronómico, uno de los puntos más emblemáticos y fotografiados de la ciudad. Cada hora, una multitud se congrega para ver el desfile de figuras animadas del reloj, que data del siglo XV. A pocos pasos, la Iglesia de Týn y sus torres góticas dominan el cielo con una silueta inconfundible.

Uno de los mayores atractivos es el majestuoso Castillo de Praga, una de las fortalezas más grandes del mundo y sede histórica de los reyes de Bohemia y los presidentes checos. Dentro del recinto se encuentran tesoros como la Catedral de San Vito, de estilo gótico, el antiguo Palacio Real, y el encantador Callejón del Oro, donde según la leyenda vivieron alquimistas.

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Otro símbolo de la ciudad es el Puente de Carlos, que une la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana. Este puente peatonal, flanqueado por estatuas barrocas y músicos callejeros, ofrece unas vistas inolvidables del río y del castillo. Cruzarlo al amanecer o al atardecer es una de las experiencias más mágicas de Praga.

La vida cultural de Praga es vibrante. La ciudad ha sido cuna de grandes figuras como Kafka, Dvořák y Mucha. En sus teatros y salas de conciertos resuena aún la música clásica, y es fácil encontrar espectáculos de ópera, marionetas o jazz en vivo. El Teatro Nacional y la Casa Municipal, con su exquisita decoración art nouveau, son imperdibles para los amantes de las artes.

La gastronomía checa es otro de los encantos de Praga. Platos como el guláš, la svíčková (lomo con crema y arándanos) o las knedlíky (albóndigas de pan) se acompañan con algunas de las mejores cervezas del mundo, servidas en tabernas tradicionales con siglos de historia.

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