Situadas en medio del Atlántico, las Islas Azores forman un archipiélago portugués que parece sacado de un cuento. Este conjunto de nueve islas volcánicas es uno de los destinos más vírgenes y sorprendentes de Europa. La belleza salvaje de sus paisajes, su clima templado, la exuberancia de su vegetación y la autenticidad de sus pueblos las convierten en un lugar ideal para quienes buscan naturaleza, aventura y tranquilidad.

Las Islas Azores son un paraíso natural que combina belleza indómita, exotismo atlántico y rutas de senderismo memorables

Las Azores son un auténtico santuario natural. Su origen volcánico ha dado lugar a un paisaje de contrastes: lagunas en cráteres dormidos, acantilados que se precipitan al mar, cuevas de lava, manantiales termales y una vegetación de aspecto casi tropical. La abundancia de hortensias, helechos gigantes y la constante presencia del océano convierten cada rincón del archipiélago en una postal.

Cada isla tiene su propia personalidad. São Miguel, la más grande y accesible, es conocida como “la isla verde” por sus praderas y montañas cubiertas de bosque. Aquí se encuentra la famosa Lagoa das Sete Cidades, dos lagos gemelos —uno azul y otro verde— situados en un antiguo cráter volcánico. También destacan la Lagoa do Fogo, el valle de Furnas con sus aguas termales y géiseres, y los jardines botánicos que rodean la isla.

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Pico, dominada por la imponente silueta del Montanha do Pico (la montaña más alta de Portugal con 2.351 metros), es ideal para los amantes del trekking y la observación de cetáceos. Faial es famosa por su puerto náutico y sus campos de hortensias azules, mientras que Terceira conserva un patrimonio histórico único en su capital, Angra do Heroísmo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El senderismo es una de las mejores formas de descubrir las Azores. El archipiélago cuenta con más de 80 rutas señalizadas de diferentes niveles de dificultad, que permiten adentrarse en sus bosques, bordear lagunas y ascender a volcanes extintos.

Una de las rutas más impresionantes es el ascenso al Pico, una caminata exigente pero gratificante que lleva hasta la cima de la montaña homónima, desde donde se tienen vistas espectaculares del océano y las islas vecinas. En São Miguel, la ruta de Sete Cidades rodea los cráteres y ofrece panorámicas inolvidables de los lagos y la caldera.

En Flores, una de las islas más remotas y salvajes, destacan senderos como el de Fajã Grande a Fajãzinha, donde se pueden admirar varias cascadas que caen por los acantilados cubiertos de verde. También en São Jorge, isla estrecha y montañosa, abundan los senderos hacia las conocidas fajãs, pequeñas planicies costeras formadas por deslizamientos volcánicos.

A diferencia de destinos turísticos masificados, las Azores conservan una atmósfera tranquila y auténtica. La hospitalidad de sus habitantes, la ausencia de grandes infraestructuras turísticas y su fuerte compromiso con la sostenibilidad han hecho que el archipiélago sea reconocido como uno de los destinos más responsables del mundo.

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