En el corazón de los Pirineos, muy cerca de la frontera entre Francia y España, se encuentran dos joyas que reflejan la esencia pura de la Cerdanya: los Lagos del Passet y los Baños Romanos de Dorres. Ambos lugares combinan naturaleza, tranquilidad e historia, ofreciendo al visitante una experiencia única entre montañas, aguas cristalinas y paisajes que transmiten paz y autenticidad.

Los Lagos del Passet y los Baños de Dorres representan dos caras complementarias de la Cerdanya: la fuerza serena de la naturaleza y el poder curativo del agua

Los Lagos del Passet se sitúan en la vertiente francesa de la Cerdanya, en el pintoresco valle de Porté-Puymorens, a más de 1.600 metros de altitud. Este rincón de gran belleza natural es un paraíso para senderistas y amantes de la montaña. El lago principal, de aguas transparentes que reflejan los picos cercanos, está rodeado de prados alpinos, bosques de abetos y caminos que invitan a la exploración. En primavera y verano, el entorno se llena de flores silvestres y el aire puro se mezcla con el sonido de los arroyos que descienden de las cumbres nevadas.

Una de las rutas más populares parte del pueblo de Porté-Puymorens y asciende suavemente hasta el lago en menos de una hora. Durante el recorrido, el paisaje cambia constantemente: se pasa por bosques, pastos y pequeños torrentes de montaña. En los días despejados, las vistas sobre los Pirineos son impresionantes. El Lago del Passet es también un lugar ideal para hacer picnic, observar aves o simplemente relajarse frente al agua, disfrutando de la calma de la naturaleza intacta. En invierno, cuando la nieve cubre el valle, el lago se congela parcialmente, creando un escenario de ensueño.

Vídeo:

 

A pocos kilómetros de allí, en el encantador pueblo francés de Dorres, se encuentran los célebres Baños Romanos, uno de los tesoros termales más antiguos y auténticos del Pirineo. Estas termas al aire libre, excavadas en piedra y situadas en la ladera de la montaña, ofrecen unas vistas espectaculares del valle de la Cerdanya. Sus aguas sulfurosas brotan a más de 40 grados centígrados y son conocidas desde la época romana por sus propiedades terapéuticas, especialmente beneficiosas para la piel, las articulaciones y la relajación muscular.

Bañarse en Dorres es una experiencia inolvidable: el contraste entre el calor del agua y el aire fresco de la montaña crea una sensación única de bienestar. Al atardecer, con el sol tiñendo de dorado los picos pirenaicos, el lugar adquiere una atmósfera casi mágica. Además, el entorno conserva su carácter rústico y natural, sin grandes construcciones, lo que refuerza su encanto y autenticidad.

Los Lagos del Passet y los Baños de Dorres representan dos caras complementarias de la Cerdanya: la fuerza serena de la naturaleza y el poder curativo del agua. Ambos lugares invitan al viajero a desconectar, respirar profundo y dejarse envolver por la belleza atemporal de los Pirineos.

Finalmente si te ha resultado de interés este artículo de «Lagos del Passet y Baños romanos de Dorres», compártelo.

Viajaconaguere.com